El toe wrestling es, literalmente, la lucha de los dedos gordos del pie. A modo de cortesía, los contendientes, tanto hombres como mujeres, se quitan el uno al otro zapatos y calcetines, se sientan frente a frente y posan uno de sus pinreles sobre una tabla. El árbitro autoriza el comienzo de la pelea y los rivales entrelazan sus dedos gordos para intentar atrapar y doblar el del contrario hacia abajo. Cada combate se disputa a tres asaltos y entre round y round se cambia de pie (se empieza siempre con el derecho).
Un deporte tan excéntrico solo podía haber nacido en un pub inglés, quizá en una de esas tardes de domingo que de puro aburrimiento matan a más hombres que las bombas. En 1974, cuatro amigos reunidos en el Ye Olde Royal Oak Inn de Wetton bañaban en cerveza su frustración por la falta de campeones mundiales ingleses. ¿Por qué no inventar un deporte en el que sus compatriotas fueran los absolutos dominadores? (si nadie más lo conocía, solo ellos podían ganar).
Un deporte tan excéntrico solo podía haber nacido en un pub inglés, quizá en una de esas tardes de domingo que de puro aburrimiento matan a más hombres que las bombas. En 1974, cuatro amigos reunidos en el Ye Olde Royal Oak Inn de Wetton bañaban en cerveza su frustración por la falta de campeones mundiales ingleses. ¿Por qué no inventar un deporte en el que sus compatriotas fueran los absolutos dominadores? (si nadie más lo conocía, solo ellos podían ganar).
Había nacido el toe wrestling, cuyo primer campeón mundial (1975) fue uno de sus creadores, Mick Dawson. Cuarenta años después, diferentes pubs ingleses siguen organizando los mundiales de esta original forma de lucha, en la que cuenta más la maña que la fuerza, según sus practicantes (ya no solo británicos), que pretenden convertirlo en deporte olímpico.